domingo, 17 de mayo de 2009

FUERA DE JUEGO

Así me he quedado al salir de cuentas. Nunca pensé que el 15 de mayo de 2009 sería uno de los días más tristes de mi vida y sin embargo así ha sido. Pocas veces en mi vida he sentido, y probablemente nunca más sentiré, semejante desilusión. 8 meses de espera terminaban en un "No, no eres madre" y las hormonas impidieron incluir el "aún". Dentro de mi enorme desilusión no había sitio para la razón y por eso, a pesar de existir la certeza de que Lola llegará, para mi no había más certeza que la de que no estaba y me sentí como si nunca fuera a estar ¿por qué el fantasma de la incredulidad persigue mi felicidad? Siempre que un detalle empaña mi felicidad ese espectro aparece diciendo "era demasiado bonito para ser cierto".
En otras ocasiones esos temores pueden ser humanos y lógicos, incluso puedo buscarle el lado bueno pensando que denota modestia al creer que no me merezco tanta alegría, pero sobra decir que en este caso era totalmente absurdo y sin embargo una tristeza infinita me invadió.

Las hormonas, dicen. O digo. Quizá sí pero puede que no sólo ellas porque con el pasar de las horas y los días los temores reales han ido surgiendo ¿estaban ahí sin racionalizarlos y eran los verdaderos causantes de la pena o mi raciocinio me ha obligado a buscar causas reales a mi pena para no sentirme tan estúpida?

Sea como fuere me he dado cuenta de que mi gran ilusión por ser madre ha estado durante todo el embarazo generando espectativas mayores o mejores que la realidad no ha sido capaz de cumplir y que mis esperanzas, como es lógico, están puestas en las últimas experiencias que me quedan por vivir y por saborear: Quiero notar las contracciones y con la emoción de saber que esta vez sí son signos de parto, quiero mirar a Gon con lágrimas en los ojos o con la más amplia de mis sonrisas y decirle "ahora sí es el momento", quiero llamar a mi madre, a todos... Quiero vivirlo todo, paladearlo, pero... ¿y si no llega y me tienen que provocar el parto? No me quiero perder eso... ¿y si encima fuese cesárea? Un gran número de partos inducidos acaban en cesárea porque las técnicas usadas en muchas ocasiones provocan contracciones más fuertes y dolorosas que las naturales y esas contracciones pueden producir sufrimiento fetal...

Ya veis, poniéndome en lo peor llevo 2 días pero hoy no, hoy he salido a la calle y he caminado hora y media al doble de mi velocidad habitual ignorando las molestias y el cansancio porque la consecuencia lógica de ello es ponerme de parto así que... deseadme suerte que aún me quedan como 10 días de oportunidades para ponerme de parto natural.