MI ENEMIGO

Me declaró la guerra el sábado pasado.
Yo tuve la culpa, cree el perfecto caldo de cultivo y mi defensa bajó la guardia al máximo.
Luego encima lo ignoré, no hice caso a la declaración de guerra, me lo tomé a broma, hice como si nada, no levanté la guardia... así que debió colarse en mis trincheras e instalarse esperando el mejor momento para atacar del todo...

El lunes empezó el bombardeo. No era de gran calibre pero iba mermando mis tropas. Yo luchaba sin muchas ganas, hubiera preferido rendirme directamente, total, la pena hubiera sido corta, pero sé que a los jefes de escuadrón no les daba igual...
Sus equipos resistían más que los míos, no sé por qué motivo, y mi rendición podía haberse entendido como un acto de cobardía y como si quisiera abandonarles a su suerte... Si dejaba este flanco solitario tenían más papeletas para perder al tener que defender lo suyo y lo mío...

Aunque algo malherida seguí luchando y continué librando mis batallas con arrojo. Las fáciles fueron vencidas a pesar de la merma de recursos; nadie gana a mi equipo en su campo. Salsa y Bachata superada y entre medias el chachachá como calentamiento, pero ese no era el verdadero campo de juego.

Al caer la noche mi enemigo ya estaba instalado a 38º suroeste y nos hacía tiritar como si temiéramos a un monstruo.

El martes volvimos a la carga pero fue inútil. En lugar de haberme rendido pero con algo de dignidad tras haber luchado bien el lunes y hasta el final, el martes no pude librar ni la primera batalla y acabé suplicando descanso, dejar de luchar, no podía más...

El martes por la tarde, todo el miércoles y esta mañana, lo pasé en el calabozo y esta tarde, creyéndome perdonada, creyendo la guerra acabada aunque las heridas no olvidadas, volví a ver cómo había quedado el frente... Craso error... Aún había minas...

Me vuelvo a la cama que esta gripe ha venido fuerte.