martes, 11 de septiembre de 2007

LA HEDONISTA CONFESA SE CONFIESA

Confieso que más que a veces yo tampoco me siento del todo segura de mi misma,
confieso que he proclamado una teoría que bien sabía que era mentira,
confieso que no funciona en la situaciones difíciles el sincerismo terrorista,
confieso que no hay transparencia en mi vida cuando más haberla debería,
confieso que las resacas últimamente me duran más y me pongo melancólica,
confieso que he dicho que la edad es un estado mental y eso también quizá sea mentira
confieso que Jose escribe de maravilla y me corroe, no sé si del todo sana, la envidia,
confieso que me he querido comer el mundo y que eso es gula y entonces pecaría,
confieso que me he creido mejor que otros muchas veces y eso es claramente soberbia,
confieso que confesarse públicamente podría llamarse pues lo es, falsa modestia,
confieso que la noticia de una amiga embaraza me hace sentir un poco perdida,
confieso que más que a veces también yo me puedo sentir muy estúpida,
confieso que me encanta que me digan que soy capaz de hacer París más encendida,
confieso que una gota de agua habló de mi frescura y me encantó esa tontería,
confieso que si nadie me mirara no sé si bailaría,
confieso que escribo para que me lean y no creí, hasta que lo hice, que os aburriría,
confieso que todo esto al final es la definición de egolatría,
confieso que no contar penas en mi blog es un propósito que en realidad me fastidia,
confieso que hay muchas cosas que he hecho que nunca reconocería,


confieso que en realidad confesar esto es sincerismo terrorista,
confieso que atreverse a confesar es estar segura de mi misma,
confieso que confieso por tener algo de lo que escribir hoy día,
confieso que otra vez os voy a dar la brasa con una poesía,
confieso que ya no me siento así pero quiero que lo leáis sin más.

LA BARRA
Hay una pavesa del cigarro
Que juega con mi mirada.
Está apostada en la barra,
Lleva un rato a mi lado
Con la copa de blanco,
Mi dolor de cabeza
Y la aceituna del plato.
Se revolvió la conciencia
Y ahora soy la rara,
Que se queda ausente
Que está ensimismada,
Que no es quien pretende,
Que escribe en una esquina de la barra.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No siempre somos transparentes ni sinceros, muchas veces somos egoístas y egocéntricos.Los pecados capitales están ahí porque nosotros los creamos. Sin embargo,el propósito de no caer en ellos ya es un buen acto,no crees?
Incluso yo diría que, a veces, todos necesitamos caer en ellos.
Una amiga nuestra diría: "Puedo evitarlo todo menos la tentación"...

raindrop dijo...

¡Qué suerte poder confesarse a gusto y de forma tan extensa...!
Yo confieso que tengo tantas cosas inconfesables...
Un besazo

SOLOYO dijo...

Confieso que sin vuestros comentarios soy como un pez fuera del agua, dando bocanadas silenciosas de auxilio... Cada vez que me animáis a seguir escribiendo aunque no haya sido divertido y alegre lo que haya escrito, es como si echarais a ese pez de nuevo al agua...

Hoy vuelvo a estar algo sensiblona; empiezo a pensar si no será hormonal, jeje.

Tendré que buscarme quien me mime.